“Entre una multitud de miles”, es el verso de una canción que escuché recientemente en un musical. Me hizo pensar en eso. Sólo soy una humana entre miles que recientemente se ha graduado y que no puede encontrar un trabajo.
Ciertamente no esperaba encontrarme en esta situación cuando recién me gradué de una de las mejores universidades con las mejores calificaciones. Joven y con muchos sueños, es común recibir un duro “despertar”. Súbitamente, ya no estás en la escuela y eres incapaz de controlar tu éxito como hacías con tus calificaciones. Ahora todo se trata de conexiones, tu marca personal y un montón de suerte.
Lo que más me asombra no es la competición acérrima sino la actitud de muchas compañías, las cuales anuncian una vacante y te contactan a ti, el ansioso graduado. Después de varios emails y preguntas, ¡parece que lo logras! Has demostrado ser digno de su tiempo y te has quedado con la primera entrevista. Te vistes bien, a conciencia, respondes preguntas y luego… la espera. Oh, la espera. Cómo puede quebrarte y también lograrte. Para entonces, un mes ha pasado. No hay respuesta. El reloj sigue su avance y empiezas a perder las esperanzas. Otra semana y empiezas a sentir que desperdicias tu precioso tiempo. Decides llamar sólo para enterarte de que aún deben tomar una decisión. Otro mes pasa. Entonces envías un email sólo para que te digan que hace tiempo que la vacante se ha llenado.
¿Entonces por qué no te lo dicen? ¿Tan difícil es mandar un email general en lugar de dejarte esperando?
Otras compañías reciben la información de tu aplicación y ni se toman el tiempo de responder. ¿Por qué anunciar una vacante si no están interesados en responder? Entiendo que lo más probable sea que mi perfil no cumpla con las necesidades de ellos, pero deberían responder por cortesía. Hasta un email diciendo algo como “gracias, pero no, gracias”, sería suficiente. Pero el silencio… El silencio rompe tu confianza todas y cada una de las veces que haces clic para enviar esa aplicación.
La vida es dura, todos lo sabemos. Para alguien como yo, una persona graduada de la universidad de veintitantos años, la vida puede parecer incluso más dura. Comparto estas palabras no porque quiera ser aguafiestas, sino porque desearía que alguien me hubiese advertido de esto. La buena noticia es que eventualmente alguien les responderá. Si están buscando un trabajo y se encuentran en esta situación de no respuesta, sólo recuerden que ustedes valen mucho. Y si las compañías no lo pueden ver, entonces no se merecen a alguien como ustedes.
Mantengan la cabeza alta. Nada dura para siempre y su búsqueda de trabajo eventualmente terminará también. Sólo recuerden cuidar de ustedes mismos primero. No permitan que nadie los haga sentir que no son dignos de su tiempo.