Lo que más me asusta es nosotros mismos —cómo nos tratamos los unos a los otros, cómo nos percibimos, y cómo vamos por el mundo viviendo como si en verdad fuésemos diferentes los unos de los otros.
Hace muchos años encontré una cita en la portada de un libro de oración el mundo entero es un puente estrecho. A lo largo de mi vida me he empeñado en descubrir el mensaje de aquellas palabras, pero ha sido en vano. Estas simples siete palabras conllevan tanta complexidad que su significado continúa eludiéndome y llevándome a un estado de frustración. No fue sino hasta hace sólo unos meses que descubrí que existe una segunda parte de la frase. Lo esencial es no temer del todo. Ha pasado más de una década desde que inicié mi búsqueda por el entendimiento, pero tal vez estaba destinado a encontrar la segunda parte de la cita hoy, en este periodo frágil de la humanidad, en el contexto de la imperiosa necesidad de un mundo de aferrarse a su esencia. Lo que ahora entiendo es que todos nosotros nos encontramos parados sobre el puente estrecho, el mismo que continuará balanceándose inestable hasta que aquellos temerosos del extraño situado a su lado entiendan que la única manera de cruzar es juntos.
El ultranacionalismo no sólo nos deja ciegos ante el pasado, también lo revive. El impacto de la migración a causa del conflicto en países predominantemente musulmanes, Siria y Afganistán principalmente, no sólo ha causado un cambio en la demografía de Europa, también ha incitado una oleada de xenofobia, islamofobia, y, por una variedad de razones, el antisemitismo, lo cual resembla los sentimientos de aislamiento posteriores a la Primera Guerra Mundial. El éxodo masivo de refugiados en la década pasada ha catalizado una cultura de miedo en Estados Unidos y las naciones europeas, ocasionando que aquellos que huyen de la persecución sean maltratados y odiados. El resurgimiento de actitudes antinmigrantes continúa incrementando en popularidad y respaldo mientras millones caen víctimas de las atrocidades de la guerra. Con frecuencia nos olvidamos de entender la diferencia entre nacionalismo y patriotismo; cerrarles las puertas a aquellos que más lo necesitan es lo mismo que cerrarle las puertas a todo lo que la diversidad nos pueda aportar. No podemos permitir que nuestras fronteras definan nuestro carácter, pues un día podríamos ser nosotros los del otro lado.
No podemos esperar a que nadie construya nuestro puente; nosotros debemos compromoternos a nuestros propios líderes. Recuerda: la vida no es sobre lo que eres, sino sobre quién eres. Quien eres, —quienes somos como generación—, recae en nuestros hombros. Encontrarte a ti mismo, buscar por lo que luchas, lo que impulsa tu corazón y estimula tus pensamientos no debería ser signo de intimidación, sino de empoderamiento. Lo que eres no se define ni se confina a la posesión de tus títulos y diplomas. En un mundo que a menudo se ve destituido de la moral, tu ética y compromiso por impartirla, es lo que más importa. Lo que eres es alguien que puede encarnar la noción de que el gran cambio nace de pequeñas acciones, y todo lo que necesitas para lograrlo son tus manos, tu voz y tu corazón. En esta nueva era de populismo, quien eres significa todo.
Los conflictos no inician con balas. Más bien, empiezan en algún lugar de nuestro interior emergiendo de pasiones equívocas enraizadas en un origen más severo que el fracaso de la política: el miedo humano a la diferencia, el cambio y hacia lo desconocido. Como dije, lo que más me asusta es nosotros mismos. Mi esperanza sincera es que no mitiguemos todos los problemas del mundo, pero que recordemos dónde iniciaron nuestros problemas. Quiénes somos como una comunidad global es dependiente de quién tú eres como individuo. Tú tienes el poder de cambiar cómo nos tratamos el uno al otro, cómo nos percibimos, y cómo andamos por el mundo viviendo como si en verdad fuésemos diferentes el uno del otro. Hasta entonces, estaremos cruzando un puente inestable donde todos estaremos tan desamparados como aquellos que han sido desplazados.
Habla por entre la diferencia, actúa con empatía, y vive con pasión hacia todo… lo demás terminará por encajar