La pandemia del coronavirus es una tragedia humana. Al día de hoy superan los 90 millones de casos y más de 1 millón de muertes. El Secretario General de la ONU, Antonio Guterres, afirmó el mes pasado que la lucha contra el COVID-19 es la prioridad del mundo. Sin embargo, esto no debe distraernos de la crisis climática, que permanecerá con nosotros por mucho tiempo y con más impactos catastróficos muchos mayores.Miles de personas se están adaptando a las restricciones para derrotar al COVID-19 y la pregunta sería ¿Podrían estas experiencias ayudarnos a visualizar como se ve el mundo más sostenible y resiliente y cómo podemos enfrentar el cambio climático?
Un experimento en tiempo real sin precedentes se encuentra en marcha en todo el mundo. A medida que el mundo se paraliza, aviones se quedan en tierra y los vehículos desaparecen de las calles, estamos presenciando en tiempo real reducciones considerables en la contaminación del aire y las emisiones globales de gases de efecto invernadero.Las respuestas globales al coronavirus están conduciendo a una reducción masiva en la contaminación del aire y las emisiones, que pueden contribuir a reducir las complicaciones de salud.
¿Las reducciones en la contaminación del aire y las emisiones van durar?
Si bien estas reducciones en la contaminación del aire y las emisiones de gases de efecto invernadero pueden tener algunos beneficios, la pandemia no es la solución a la crisis climática. Cualquier reducción en las emisiones y la contaminación causada por la pandemia y las recesiones económicas probablemente será efímera. Tras la disminución de la emergencia médica y en ausencia de grandes esfuerzos para la transición hacia una economía de cero emisiones netas, la experiencia pasada sugiere que las emisiones podrían aumentar rápidamente a medida que se reanude la producción industrial y la generación de energía. Una recesión global provocada por el coronavirus también podría socavar la transición hacia una economía verde a medida que las empresas lucha por asegurar la financiación de los mercados de capital para proyectos de energía renovable y movilidad eléctrica.
Al salir de esta crisis, las personas pueden sentirse obligadas a revaluarse sus traslados diarios y a continuar reduciendo los viajes de negocios a favor de la teleconferencia. Sin embargo, a medida que surgen del autoaislamiento y, en muchos casos se enfrentan a tragedias personales, problemas de salud y desafíos económicos, puede haber un retorno a la situación previa a la pandemia. Es posible que las personas vuelvan a subir a sus automóviles y, en el peor de los casos la contaminación del tráfico podría incluso superar los niveles previos a la pandemia día las personas les preocupa viajar en transporte público.
COVID-19 nos recuerda por que es importante el aire limpio.
Los impactos de la pandemia en la reducción de la contaminación y las emisiones son un recordatorio del alto costo que la contaminación del aire tiene sobre nuestra salud, una vez que termine la crisis del COVID-19, los formuladores de políticas y el sector privado podrían buscar formas de acelerar la electrificación del transporte público y eliminar los vehículos contaminantes, que representan pasos clave para construir una sociedad más resistente y saludable.
Afortunadamente, no necesitamos una pandemia para construir una sociedad sostenible, dado que el mundo ya tiene una gran parte de la tecnología, las finanzas y las políticas para hacerlo. COVID-19 bien podría estar ayudándonos a visualizar un mundo más sostenible.