Hace un tiempo tuve la oportunidad de visitar las salinas grandes en la provincia de Jujuy, en ese contexto pude conocer al guía que nos acompañó durante nuestra visita que forma parte de una de las comunidades aborígenes de la zona, puntualmente la comunidad de San Miguel de Colorados.
La Comunidad Aborigen de San Miguel de Colorados se encuentra ubicada en plena puna jujeña, y está conformada por aproximadamente 80 familias censadas, muchos de sus habitantes combinan el trabajo moderno fuera de la comunidad con los trabajos más tradicionales que realizan en sus tierras. Dentro de estos la principal actividad económica de la zona es la a extracción artesanal de panes de sal.
Esta actividad se realiza entre abril y noviembre, durante la estación seca y un punto importante a resaltar es que más allá del posible beneficio económico que las extracciones pueden aportar a sus habitantes esta actividad carga un gran peso simbólico y cultural para los coloradeños ya que está cargada de distintos ritos tradicionales y creencias que se transmiten de generación en generación.
Un gran ejemplo para lograr entender esto es el de la pachamama que hace referencia a que la tierra te devuelve el mismo trato que vos le das, por ende si se cuida la tierra esta nos devolvería después su riqueza para poder seguir trabajando. Sin duda esto es lo que a los empresarios y políticos se les hace más difícil de entender, por eso en los últimos años se han desencadenado distintos conflictos que involucran, entre otras cosas, proyectos de exploración de litio que son rechazados por buena parte de las comunidades.
Desde el año 2009 se han llevado a cabo distintos procesos legales y protestas por parte de las comunidades para hacer frente a esta problemática(Según un estudio de la Universirad Nacional de Córdoba titulado: Sal y Litio: defensa ante el negocio del extractivismo en Salinas Grandes. Realizado por antropólogos de la universidad de humanidades) sin embargo al día de hoy los comuneros deben seguir insistiendo con la necesidad de declarar a la zona como “patrimonio natural, cultural y ancestral de los pueblos originarios, zona libre de megaminería, de minería de litio, y de cualquier otro proyecto extractivo que dañe a la Pachamama y atente contra las formas de vida de las comunidades”. Como respuesta a las problemáticas se ha creado la Mesa de las 33 Comunidades de las Salinas Grandes y Laguna de Guayatayoc, en 2010 (se puede ver mas sobre el tema en el artículo: SALINAS GRANDES. MESA DE PUEBLOS ORIGINARIOS DE LA CUENCA DE GUAYATAYOC Y SALINAS GRANDES. Publicado por la organización Amnistia Internacional) así como también se han hecho actos de protesta tales como movilizaciones y cortes de ruta que denunciaban la actividad ilegal de prospección minera de varias empresas y sus consecuencias ambientales.
Ahora bien va a ser de utilidad explicar el objetivo de las extracciones de litio y cómo esto afecta a las salinas desde el punto de vista medioambiental. El litio es un mineral que, por ser un metal liviano, tiene la capacidad de almacenar grandes cantidades de energía: es uno de los insumos clave para la fabricación de baterías de celulares y vehículos eléctricos, un supuesto “aliado” de la transición energética.
El inconveniente se encuentra en que estas comunidades dependen del agua para el desarrollo de sus formas de vida, su cultura y sus actividades económicas, que con el tiempo han demostrado que el manejo que hacen de este recuso, es totalmente racional y sostenible por generaciones. Pero en la actualidad se encuentran amenazadas por distintos proyectos de minería de litio, que podrían generar serios problemas en el ecosistema y en sus formas de vida, especialmente, porque no se evalúan los impactos ambientales y acumulados que puede generar esta actividad y la cuenca en cuestión tiene un balance hídrico demasiado frágil por ende la actividad minera que está avanzando extrae cantidades enormes de agua del sistema, agravando aún más de lo que ya se encuentra su frágil equilibrio.
Algo que a mí particularmente me llamo la atención del conflicto es una de las frases que utilizaban las comunidades en las protestas: “Litio para hoy, hambre para mañana”. En estos casos es fácil encontrarse en un dilema ya que por un lado entendemos el gran aporte que haría el litio para la actividad económica del país, pero por el otro están todas las comunidades que dependen de las tierras para sobrevivir y a las que esta actividad está arruinando. Y a decir verdad si afecta a aquellas personas, nos afecta a todas y todos como ciudadanos ya que se encuentra en peligro uno de los ecosistemas más importantes de la Argentina.
En la actualidad encontramos muchas personas que defienden e incentivan la extracción del litio y que ven en ello el futuro de la economía del país. Estoy segura que muchas de ellas no conocen la historia de las comunidades de las salinas, incluyéndome a mí en este punto. Yo unos meses antes de visitar la zona por primera vez había escuchado hablar sobre el litio y me pareció un recurso fascinante, pero luego por suerte tuve la oportunidad de conversar y conocer personas de la comunidad de Colorados y mi perspectiva cambio rotundamente. Es por eso que encuentro aquí un punto de reflexión muy importante y que creo que deberíamos tener en cuenta no solo para este caso si no en todos los conflictos que se pueden presentar.
Siempre hay más de una cara de la historia y ambas son validad y tienen sus razones para serlas teniendo esto en cuenta les recomiendo que siempre se tomen el tiempo de investigar y aprender sobre todas las perspectivas posibles antes de quedarse de un lado y defenderlo porque a veces nos podemos llevar una sorpresa. Que es exactamente lo que me llevo yo de este viaje en mente, quizás si no hubiese ido hoy seguiría defendiendo e incentivando el negocio del litio pero ahora que conozco a esta comunidad sin duda apoyo su causa y comprendo su lucha porque más allá del beneficio económico siempre hay culturas, hay familias, historias y personas que están primero.
Espero que tanto desde el sector privado como público se le dé el reconocimiento que merece a este asunto y se pueda defender a las comunidades de las salinas grandes, al fin y al cabo el gobierno jujeño publicita que “Jujuy es pachamama” pero a la hora de defenderla parece no recordarlo. Los invito a todos los que estén leyendo a reflexionar sobre esta problemática y ojala la realidad de estas comunidades lleguen a muchas más personas.