Sí a la vacunación y No a la desinformación

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imagen de un brazo con una curita por vacunación.

La esperanza de retomar actividades que abruptamente se detuvieron o pospusieron debido a la pandemia del COVID-19 crece a medida que se anuncia la creación de más vacunas, más envíos de ellas, y más países recibiéndolas. Sin embargo, la desinformación y la manipulación de los datos establece una gran barrera para que las sociedades confíen plenamente y acudan a los centros de vacunación. Lamentablemente, las redes sociales funcionan como un arma de doble filo, al ser un espacio de oportunidad para convocar a los distintos grupos a que se acerquen, pero también un lugar de esparcimiento de información falsa o incompleta.  

Publicaciones que se convierten en cadenas, que terminan en los bolsillos de millones de personas por medio de sus celulares. Recibir un mensaje que diga ‘reenviado muchas veces’ puede ser una alarma roja que indica la masificación de dicho contenido, pero quizás poco discernimiento y comprobación. Sucedía lo mismo al inicio de la pandemia: cómo se transmite el virus, cómo cuidarnos mejor, cómo evitar el contagio. El COVID-19 era nuevo para todos, y recién estábamos aprendiendo de él. Ahora sucede lo mismo con las vacunas. Habrá que tener paciencia y esperar a que los laboratorios e investigadores realicen distintos estudios, analizando diversos escenarios y casos, para tener más información sobre las reacciones de las vacunas. Pero un hecho es cierto: no se lanza nada al mercado sin estudios previos. 

Negocio grande o pequeño, multinacional o panadería de barrio, todos avanzan con pruebas de producto y mercado. Que las distintas vacunas tengan diferentes niveles de inmunidad no significa que una sea buena y la otra no. La mala vacuna es la que no hay. Organismos como la Organización Mundial de la Salud (OMS) están vigilando sigilosamente los planes y procesos alrededor de la pandemia, y exhortan a todos los gobiernos a no solo transparentar sus cifras de casos, sino también a alentar la vacunación en sus respectivas poblaciones.  

Ya se registran niveles de ausentismo en todas partes del mundo. Las noticias falsas alimentan los miedos y las angustias, pero el periodismo está comprometido a cumplir con su deber de verificar y contrastar la información. Como lectores, televidentes, radioescuchas, y usuarios, debemos estar atentos. Nos hemos estado cuidando tanto del COVID-19, alimentándonos sano; pero también hay que nutrir nuestras mentes consumiendo contenido veraz.  

Estar atentos a los canales de comunicación oficiales, tales como medios de comunicación y cadenas de Gobierno, así como sus pares en redes sociales, permitirán que nuestras comunidades accedan no solo a la vacuna, sino también a la información correcta que a todos nos concierne. A medida que se avanza con las distintas fases y grupos etarios, no dejemos pasar la oportunidad de cumplir con nuestro deber moral y cívico, tanto con nosotros mismo como con nuestras familias, amigos y conciudadanos. Las dosis están llegando, y es momento de decir sí a la vacunación y no a la desinformación. 

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