Derechos Humanos

Desde cero: testimonios sobre la inclusión en América Latina

Cada niña y niño tiene derecho a crecer en un mundo libre de discriminación. Desafortunadamente, a lo largo de la historia han ocurrido demasiados crímenes e injusticias provocados por el odio y la exclusión.

Como parte de la primera Mediatón de la Juventud de UNICEF, un grupo de jóvenes de Argentina, Chile, Costa Rica, México, El Salvador y Uruguay desarrolló 'Desde Cero', un proyecto multimedia para reimaginar un mundo sin discriminación ni racismo. 

Mira el video y los gráficos sobre la inclusión en América Latina, preparados por Tomás Arreche, Stephania Centeno, Milagros Costabel, Julieta Martínez, Blanca Yolanda Quiñónez Chicas y Leomar Ruiz, con el apoyo de sus mentores, Florencia Guastavino y Manuel Moreno González.

TESTIMONIOS

LA INCLUSIÓN EN AMÉRICA LATINA

 

Escrito por Leomar Ruiz, Milagros Costabel y Tomas Arreche. 

América Latina es una región con una gran riqueza cultural y étnica, en la que los pueblos originarios y afrolatinos han buscado por años el reconocimiento y respeto de sus identidades, su forma de vida y el derecho sobre sus tierras, así como la lucha por la defensa de sus recursos naturales. Pese a ello, a lo largo de la historia sus derechos han sido vulnerados. En la actualidad, se encuentran sin duda entre las poblaciones más vulnerables y perjudicadas, respecto a las cuales la sociedad sigue poniendo las barreras del color, la situación socioeconómica, de los orígenes etc., y esto ha traído discriminación, racismo y violencia.

Parte de nuestra sociedad debe enfrentar cada día los desafíos que supone ser parte de un grupo étnico minoritario. Desde esa misma perspectiva, esos pueblos y comunidades han sido marginados del desarrollo económico, político, social y cultural, desconociéndose las manifestaciones propias de sus culturas.

Es una realidad innegable que las personas indígenas y afrolatinas aún continúan luchando para ser reconocidos como Pueblos. Poco a poco se han ido ganando espacio frente a los Estados pero aún falta mucho para que se constituyan como actores protagónicos. Es necesario construir una cultura de respeto en la sociedad, tanto respecto de sus derechos individuales como a los que adquieren como miembros de una comunidad. Solo así podremos alcanzar el bienestar y el desarrollo de todas nuestras comunidades.

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Gráfico que dice: La población afrolatina es 2.5 veces más propensa a vivir en pobreza crónica que las personas blancas y mestizas.

Comunidades Indígenas

La inclusión es un concepto que engloba a toda nuestra sociedad, con sus grupos diversos y múltiples diferencias. El desarrollo mundial se apoya en él, ya que una de sus bases principales radica en facilitarnos a todas, todos y todes, las oportunidades y herramientas para convertirnos en miembros plenos de una sociedad, capaces de participar e influir en los temas que nos afectan.

“La niñez y las juventudes indígenas somos a los que normalmente nos excluyen de los espacios de la toma de decisiones” - Adilene Pérez Joven Indígena de Oaxaca, México.   

 El problema es que, a pesar de todo el esfuerzo que se ha hecho en los últimos años para fomentar la inclusión como el principal motor de nuestras acciones y fines, aún hay grupos cuya situación está más cerca de la exclusión que de la inclusión misma.

Tal es el caso de las comunidades indígenas, que representan aproximadamente el 8% de la población de nuestro continente, casi 50 millones de personas, de los cuales 15 millones son niñez y adolescentes.

Estas comunidades son diversas entre sí. En todo el continente hay 522 pueblos indígenas, y hablan 420 lenguas distintas. Sus culturas también lo son, no solo entre sí, sino más notoriamente, entre el resto de la población, y si bien cada vez hay más comunidades indígenas formando parte de los espacios urbanos, la mayor parte de estas se encuentran alejadas de las ciudades.

Un estudio reciente realizado por el Banco Mundial indica que en nuestro continente, las personas indígenas constituyen el 14% de la población que se encuentra en situación de pobreza, y el 17% de quienes se encuentran en situaciones de extrema pobreza. Este duro panorama tiene sus raíces en las situaciones de exclusión en las que estas comunidades se han encontrado desde el principio de los tiempos, topándose con dificultades para que sus derechos básicos sean garantizados. Esto afecta desproporcionadamente a jóvenes y niñez, quienes no tienen siquiera la posibilidad de adquirir las herramientas necesarias para desarrollar habilidades y calificaciones que les permitan acceder a un futuro mejor, saliendo del ciclo de pobreza mencionado anteriormente.

En Brasil, por ejemplo, solo el 2,1% de la población indígena llega a acceder a la escuela secundaria, y sólo el 1% consigue acceder a la educación superior. Estos números contrastan fuertemente con aquellos que hacen referencia a las comunidades no indígenas, y suponen la muestra perfecta de la exclusión que viven estas comunidades a manos de un sistema que, hoy en día, no les toma en cuenta.

Es nuestra misión, como miembros de esta sociedad, luchar por un cambio tangible que se traduzca en mayores oportunidades para todas las comunidades, haciendo énfasis en aquellas que ya se encuentran en una situación de vulnerabilidad y exclusión, y comprendiendo que, al final, este concepto tiene 2 beneficios.  En el caso de las comunidades indígenas, practicar la inclusión no solo supondría un beneficio para aquellas personas que forman parte de estas comunidades, sino que permitiría, a quienes no lo hacen, conocer, aprender y enriquecerse de otras formas de vida que, de otro modo, no llegarían a ellos.

Si pensamos a la inclusión como el medio, y como el fin, seremos capaces de empezar a crear un futuro en el que las desigualdades sistemáticas, que afectan a grupos específicos, empiecen a formar parte de un pasado que podremos, si bien no olvidar, dejar atrás.

Comunidades Afrolatinas

La inclusión nos atraviesa a todas las personas. Es, en definitiva, un mecanismo que promueve el desarrollo de las comunidades en la región, y en el mundo. Resulta fundamental que la inclusión sea el denominador común de todas las acciones conducentes a una mejor calidad de vida de todos, todas y todes. La verdad es que ninguna sociedad puede progresar a partir de la exclusión, de la desidia y el odio.

“La inclusión es cuando las personas sin importar que tan diversas sean puedan ser incluidas en diferentes ámbitos para así crear más diversidad” - Brianda Lisondo, Joven Afrolatina. 

En este sentido, la comunidad Afrodescendiente en América Latina, o comunidad Afrolatina, es la minoría más invisibilizada de la región. Conformada por un total de 133 millones de personas, y reconociéndose en ella 1 de cada 4 latinoamericanos, la comunidad Afrolatina resulta un ejemplo claro acerca de los efectos de la exclusión en las posibilidades de desarrollo de toda la sociedad. Es así que, a modo de ejemplo y según el Banco Mundial, la población afrodescendiente es 2.5 veces más propensa a vivir en pobreza crónica que las personas blancas y mestizas. Además, y de acuerdo a estimaciones de CEPAL, en varios países de América Latina la maternidad adolescente es mayor entre las personas gestantes Afrodescendientes. Cierto es que la exclusión y la desigualdad se presentan en todos los órdenes de la vida de la comunidad Afrolatina respecto a las demás comunidades de la región. Es así que, según la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, los jóvenes afrodescendientes de sexo masculino en Brasil tienen 2,5 veces mayores probabilidades de morir como consecuencia de la violencia que los jóvenes no afrodescendientes.

Es importante recalcar que estos números representan no sólo un fenómeno estructural, heredado de las prácticas esclavistas coloniales. Estos números representan la oportunidad de conocer mejor la difícil situación que conllevan las personas afrodescendientes en nuestra región; representan, además, la necesidad de sumar a esta comunidad a las mesas de decisión de los Estados, incluirla en la generación de políticas públicas, y de aunar esfuerzos ya no como individuos, sino como una sociedad integral que apueste por el desarrollo sin dejar a nadie atrás.

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Gráfico que dice: Las personas indígenas constituyen el 14% de la población que se encuentra en situación de pobreza en América Latina.

SOBRE EL EQUIPO

 

Tomás Arreche, de 17 años, es instagramero de Unicef Argentina, tiene su propio blog dedicado a la difusión de los Derechos Humanos y crea contenido para una organización dedicada al diálogo intercultural. "Ante todo considero que la juventud tiene una voz potente por sí sola, el problema al cual muchas veces nos enfrentamos lxs jóvenes es que no nos escuchan. La generación de espacios para la creación de contenidos es, en ese sentido, fundamental."


Stephania Centeno, de 18 años, tiene como una de sus luchas principales el afrofeminismo y LGBT+, pero trata de usar su voz para señalar problemáticas que afectan otros colectivos sin apropiarse de su lucha, dándoles voz y compartiendo la información. Es de Costa Rica y busca generar un cambio utilizando sus redes sociales y contenido como plataforma, y su meta es aprender, informarse e intercambiar conocimientos con otras personas. La puedes seguir en TikTok.

 

Milagros Costabel es una periodista uruguaya de 18 años y además de colaborar con diferentes medios de comunicación, ha participado en iniciativas como Generation Unlimited y 'Sumá tu voz' con UNICEF Uruguay. Uno de los temas que más le interesan es la accesibilidad y los derechos de personas con discapacidad, también porque le afecta de manera personal. Ha escrito sobre el tema en numerosas plataformas, en especial sobre la importancia de respetar las decisiones y el espacio personal de las personas que tienen una discapacidad.

 

Julieta Martínez, chilena de 17 años, es fundadora del movimiento regional de empoderamiento de mujeres TremendasCL y co-creadora del programa 'Juntas en cuarentena' con ONU Mujeres Chile. También está desarrollando una web dedicada a los Objetivos de Desarrollo Sostenible y es activista climática. A través de charlas y talleres busca acabar con la brecha de desigualdad que afecta a las niñas.

 

Blanca Yolanda Quiñónez tiene 20 años y es de El Salvador. A través de su cuenta en Instagram, llamada @laoctavapoesia, busca influenciar a los jóvenes salvadoreños al hábito de la escritura y literatura, así como a utilizar el arte en general como un medio para la transformación social, luchando contra la desigualdad, violencia, machismo, racismo, odio y polarización. En el 2019, fundó un movimiento social para la no estigmatización de la menstruación en El Salvador llamado 'Hablemos rojo', una página educativa que pretende concienciar e informar sobre el ciclo menstrual.

 

Leomar Ruiz tiene 18 años y es de México. Desde niño se ha involucrado en la Defensa y promoción de los Derechos de los niños y ha buscado la participación de la niñez y juventud en todos los ámbitos. Para esto ha impartido conferencias, escrito artículos, participado y liderado diferentes movimientos juveniles, desarrollando contenido para que su mensaje de paz e inclusión llegue a más personas. 

TU TURNO

 

¿Quieres saber más y tomar acción? Lee nuestra guía con Cinco cosas que puedes hacer para frenar el racismo y la discriminación.

También puedes leer qué han escrito otros jóvenes sobre la discriminación en La Juventud Opina, aquí. Y quieres contar tu historia o expresar tu opinión sobre el tema, envía un blog o chispazo a La Juventud Opina.

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