Mi nombre es Francisco, tengo 14 años y nací en Colombia. Vivo en España y soy un activista y defensor del derecho humano a un ambiente sano, limpio y digno. Lidero un movimiento de niños, niñas y adolescentes que se movilizan por la justicia climática y la paz con la naturaleza. También soy un joven defensor de la acción climática de UNICEF y soy orador sobre diversos temas.
Cuando no estoy haciendo abogacía ni movilizándome por los derechos humanos me gusta bucear en el Mar Mediterráneo, hacer los deberes de la escuela, compartir con mis amigos e ir al club de la lectura de la biblioteca de mi ciudad. Tengo muchos proyectos que llevo a cabo con mis compañeros de mi organizacióm, Guardianes por la Vida.
Una de las cosas que más orgulloso me hace sentir es saber qué la labor que hago para que las voces de los niños y las niñas sean escuchadas ha logrado frutos y que ha motivado a muchos niños y niñas a hacer lo mismo. Mi inspiración son justamente mis compañeros y compañeras activistas, quienes desde América Latina y algunos lugares de Europa se enfrentan al reto de ser escuchados en una sociedad profundamente adultocéntrica.
La crisis climática es uno de los mayores desafíos a los que nos enfrentamos como especie pero también como generación. El aumento de las temperaturas pone en riesgo nuestro presente y futuro y la posibilidad de ejercer nuestros derechos por lo que es vital que se comprenda lo que está pasando en el mundo. Por eso escribí un libro que se llama: "Pregúntale a Francisco: ¿Qué es el cambio climático?," y promuevo proyectos de educación climática y ciudadana en Colombia y España.
La crisis climática se relaciona con la seguridad de los niños y niñas pero también con los derechos que tenemos, pues si no existen planes de adaptación y mitigación al cambio climático vamos a tener problemas muy graves como dificultades en el acceso a la educación, al agua potable y al saneamiento básico. Por eso es necesario que se tome acción climática ya, y que defendamos nuestro derecho a habitar un planeta sano, limpio y digno.
Cuando hago abogacía y educación climática busco que los gobiernos generen políticas para la vida, que piensen que sus acciones repercuten en la vida cotidiana de las personas, en sus sueños y en la posibilidad de vivir en condiciones dignas.
Por último reivindico el derecho que tenemos los niños, niñas y en general todas las personas, a la ecoesperanza, como una ecoesperanza que nos moviliza a tomar acción y a defender la vida y que convierte la indignación en acción.
Mi mensaje a los niños, niñas y jovenes es que no importa cuantos años tengamos, de dónde seamos ni en dónde nos encontremos, todos podemos tomar acción para transformar nuestros entornos no sólo con referente al clima, sino a todos los retos que tenemos como generación.