Todo comenzó con un suave ping, una discreta campanita indicaba la presencia de una nueva notificación. Elena, intrigada a sus cortos 14 años, se dispuso a revisar su teléfono celular mientras iba camino a la escuela. Era una pequeña burbuja de color rojo en su perfil principal, todo parecía indicar que se trataba de una solicitud de amistad. El nombre no le pareció familiar, no había tampoco amigos en común, no tenía más información que aquella foto de perfil donde aparecía un joven cuya apariencia le llamó la atención. Dudó por breves instantes si debía aceptar la solicitud, vio nuevamente la fotografía y se convenció, un mensaje apareció entonces: “¡Gracias por aceptarme! Hace poco me mudé con mi familia hacia acá y no conozco a mucha gente de mi edad.”
Las pláticas fluyeron progresivamente durante semanas, Elena se emocionó por tener a alguien a quien contarle todo lo que sus padres no tenían tiempo para escuchar. Fue tanta la química que sentía con su nuevo amigo que se volvía necesario verse por primera vez en persona. Una hora, un punto de encuentro y la descripción de un vehículo que le esperaba bastaron para que ella saliera de su hogar; tristemente, ella no tenía idea de que esa sería la última vez que saldría por aquella puerta.
Por fortuna la historia de Elena es ficticia, pero no son ficticias las cifras de la Comisión de la Banda Ancha para el Desarrollo Digital de las Naciones Unidas donde indican que una de cada tres mujeres en el mundo experimentará alguna forma de violencia cibernética durante toda su vida.
Somos privilegiados al experimentar el mayor auge de la era cibernética en toda la historia, sin embargo, la profundización y diversificación de las tecnologías de información abrió la puerta a una sobreexposición de nuestra información personal ante los ojos de todo el mundo con solo un clic. ¡Literalmente estamos desnudos! Ninguno de nosotros está completamente exento de sufrir una experiencia similar, por eso dime ¿tú cómo te sentirías si un amigo o una amiga fuese la siguiente víctima? ¿Y si fuese alguien de tu familia?
Esta problemática es ampliamente subestimada y junto a otras expresiones de violencia contra los niños y niñas, no tiene el nivel de denuncias que se debería por tres razones: En nuestras sociedades latinoamericanas se aceptan, o toleran tácitamente, determinados tipos de violencia por considerarse normal en ese contexto. En segundo lugar, hay casos en que las víctimas son tan vulnerables, ya sea por su edad o condición socioeconómica, que no tienen la capacidad de denunciar o protegerse ante su agresor. Finalmente, los sistemas judiciales e instituciones de protección infantil de los países no responden de manera efectiva ante las denuncias, promoviendo la impunidad y estimulando la reincidencia en los abusos.
Para combatir los casos de acoso cibernético y facilitar su pronta denuncia, UNICEF lanzó en junio del 2016 la campaña #RespondePorTodos como parte de la iniciativa mundial para erradicar la violencia contra los niños: #ENDViolence. Me permito destacar tres puntos importantes mencionados en la campaña, para compartirlos como sugerencias prácticas y evitar que tú o tus amigos y familiares sean víctimas de la violencia cibernética:
1. Internet es más viral que la gripe, ¡cuida tu privacidad!
Las redes sociales son una ventana abierta al mundo, este un hecho que no logramos dimensionar en su totalidad. Particularmente, Latinoamérica es la región que más contenido consume en redes sociales en todo el mundo, hasta el punto que supera en un 56% el tiempo que invierte en esta actividad en contraposición al resto de continentes. Por esa razón, debemos ser muy cuidadosos respecto a la información que publicamos en nuestras redes sociales y a quiénes les permitimos visualizarla. La mayoría de perfiles permiten modificar los ajustes de privacidad de manera que solamente tus amigos, o personas a quienes tú autorices, puedan ver tus publicaciones, fotografías o videos. De igual forma, no se recomienda bajo ningún término publicar información confidencial que ponga en riesgo tu seguridad, tal como tu número telefónico, dirección personal, fotografías privadas, documentos de identificación o información financiera. Con respecto a este punto, el youtuber salvadoreño Little Viejo nos brinda mayores detalles en su aportación a la campaña#RespondePorTodos.
2. Menos siempre es Más.
Generalmente se piensa que tener un gran número de amigos en redes sociales refleja una alta popularidad y éxito, nada más lejano de la realidad. Siempre es preferible conservar entre tus amigos únicamente a aquellas personas a quienes conozcas y que verdaderamente tengas el nivel de confianza y comunicación como para compartir algo que hayas hecho durante el día. Aceptar a personas desconocidas le abre la posibilidad a personas con perfiles falsos (y malas intenciones) para que te contacten, accedan a tus publicaciones y puedan difundirlas sin tu autorización.
3. A veces, el silencio es la peor mentira.
Retomo la frase de Miguel de Unamuno para resaltar la gravedad del silencio. Si tú o alguien cercano a ti está siendo víctima de acoso sexual cibernético, bullying, extorsión o chantaje, debes denunciar inmediatamente la situación a las autoridades e instituciones pertinentes. Cuántas tragedias se pudieron prevenir si tan solo las víctimas hubiesen sabido a dónde acudir o a quiénes informar sobre su situación para recibir el apoyo necesario. El consejo es siempre acudir al círculo de confianza inmediato, en primera instancia acudir a los padres, familiares o tutores responsables; en caso de que alguno de ellos sea el agresor, acudir a maestros o personas de confianza, y solo en caso de que ninguno de ellos pueda actuar para solventar el problema, se deberá acudir a las autoridades de seguridad e instituciones de protección infantil.
Dos de cada tres adolescentes en Latinoamérica se muestran preocupados por ser agredidos sexualmente a través de Internet y más de la mitad considera que sus amigos muestran una actitud riesgosa en sus respectivas redes sociales. Es cierto, la era digital nos trajo cuantiosos beneficios de comunicación y conectividad, pero lamentablemente esto también permitió su mala utilización como plataforma para expandir las modalidades de abuso y violencia contra la infancia y adolescencia. Sé parte del cambio a través de la concientización y prevención de este tipo de riesgos con tus círculos sociales y académicos más cercanos,
¡Únete a la campaña #RespondePorTodos y di NO a la violencia y explotación en internet!